El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su par ruso, Vladimir Putin, inauguraron este miércoles el gasoducto TurkStream, que abastecerá a Turquía y a Europa con más de 30 mil millones de metros cúbicos de gas ruso al año.
En una fastuosa ceremonia celebrada en Estambul, Erdogan calificó la apertura del gasoducto como un "acontecimiento histórico para las relaciones turco-rusas y el mapa energético regional". Putin recalcó que la "asociación entre Rusia y Turquía se refuerza en todos los ámbitos, a pesar de los esfuerzos de quienes se oponen".
Tras sus discursos, ambos mandatarios abrieron de forma simbólica la válvula del gasoducto, también llamado Turkish Stream.
La infraestructura, cuya construcción empezó en 2017, simboliza el espectacular acercamiento protagonizado por Turquía y Rusia tras una grave crisis diplomática ocurrida en 2015.
Con este nuevo gasoducto, Turquía se garantiza el suministro energético de sus grandes ciudades del oeste y se impone, un poco más, como un punto de convergencia energética de importancia.
Por su parte, Rusia busca abastecer al sur y el sureste de Europa, eludiendo a Ucrania, presa de la inestabilidad.
El gasoducto está formado por dos conductos paralelos de unos 930 km de largo que conectan Anapa, en Rusia, con Kiyikoy, en el noroeste de Turquía.
TurkStream empezó a abastecer a Bulgaria, país fronterizo con Turquía, la semana pasada, y está siendo ampliado en dirección a Serbia y Hungría.
La inauguración del gasoducto coincide con un aumento de las tensiones en Libia y en Siria, dos países en los que Ankara y Moscú tienen intereses encontrados.
"Con Rusia, no hemos dejado que nuestras diferencias de opiniones recientes se pongan por delante de nuestros intereses comunes", subrayó Erdogan.